Seguridad y sanidad se corresponden con ámbitos diversos en lo que concierne a un viaje gubernamental e institucional. Sin embargo, la crisis del coronavirus puede suponer un punto de partida para reflexionar sobre nuevos elementos a tener en cuenta en relación con la seguridad de los miembros de una Delegación.
El COVID-19 ha provocado un cese a nivel mundial de los movimientos de personas, originando un gran descenso en la actividad turística en todas sus modalidades y destinos. Además, las economías de los distintos países que se han visto afectados por la pandemia, han caído en mayor o menor medida y sus PIBs se han visto afectados igualmente, aumentando el impacto de la enfermedad sobre los destinos.
A causa del parón económico que se ha producido en numerosos países, provocado por las medidas de confinamiento tomadas por los gobiernos de los mismos en relación con el COVID-19, los proveedores turísticos que participan de los viajes de gobiernos y grandes instituciones, han visto afectada su actividad, no sólo por la obligación de cese de la misma, sino por la paralización en los movimientos de personas, tanto a nivel nacional como internacional.
Las relaciones diplomáticas adquieren a partir de ahora un papel fundamental para retomar los vínculos que se hayan podido ver deteriorados o paralizados como consecuencia de la crisis. Se hace previsible el incremento significativo de los viajes gubernamentales e institucionales para cumplir con estos objetivos.