¿Cómo ha sido y qué repercusión ha tenido el funeral de Isabel II?

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El reciente fallecimiento de Isabel II de Inglaterra ha cambiado, por completo, la agenda de autoridades y líderes mundiales. El minucioso protocolo ceremonial que se ha llevado a cabo estos días, del cual se encargó la reina antes de morir, culminó con el funeral el día 19 de septiembre, el cual fue retransmitido en directo en todo el mundo, llegando a millones de personas al mismo tiempo, independientemente del lugar en el que se encontrasen.

Ha sido un funeral sin precedentes en la historia. El longevo reinado de Isabel II, así como su importancia en términos históricos, ha marcado un antes y un después. Pese a su edad, su repentino fallecimiento ha hecho que un gran número de autoridades se hayan desplazado estos días tanto a Londres como a Edimburgo. Tal ha sido la trascendencia, que el propio Arzobispo de Westminster dijo que el discurso que pronunció en el funeral de la reina trascenderá como nunca antes en la historia, debido al gran impacto mediático del acto, así como al extenso número de representantes, de todo tipo, que se han desplazado a Londres.

                                  Fuente: Europa Press / BBC.

A diferencia de otros monarcas, la muerte de Isabel II ha tenido un altísimo impacto mediático, así como un número nunca antes visto de desplazamientos a la capital británica. El desarrollo tecnológico, junto a un mayor y mejor acceso a los desplazamientos, han permitido que en términos numéricos podamos calificarlo, también, como histórico.

El funeral comporta un importante dispositivo que aúna tanto elementos de seguridad como protocolarios. Su féretro ha sido trasladado a primera hora de la mañana a la Abadía de Westminster, donde tuvo lugar el solemne funeral, al que acudieron cerca de 2000 personas, entre las que se encuentran más de 500 jefes de Estado y altos dignatarios.

Posteriormente, el féretro, que fue trasladado con todos los honores correspondientes, muchos de los mismos de corte castrense, inició su recorrido hasta el Arco de Wellington y, desde ahí, pondrá rumbo hacia el Castillo de Windsor, donde fue enterrada en la Capilla de Jorge VI, junto a su esposo Felipe de Edimburgo, y cuyo acto estuvo reservado exclusivamente para miembros de la familia real británica.

A lo largo del recorrido, se realizó un despliegue sin precedentes, ya que acudieron un gran número de asistentes, y el féretro fue acompañado por el Rey Carlos III y su esposa, la Reina consorte, Camila de Cornualles, así como el Príncipe de Gales y futuro Rey, Guillermo, la Princesa Ana, el otrora Príncipe Andrés y Henry Charles Albert David, anterior duque de Sussex. De hecho, el féretro discurrió por multitud de carreteras secundarias hasta llegar a Windsor, con objeto de que muchos británicos y viajeros desplazados a tal efecto pudiesen participar en el acto de despedida.

                                  Fuente: Europa Press / BBC.

El despliegue de seguridad no solo se ha dispuesto con respecto al cortejo fúnebre y sus acompañantes, sino que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad británicos han tenido que organizar, en apenas diez días, un importante operativo de seguridad, con el fin de garantizar la seguridad de los jefes de Estado, dignatarios y representantes que han acudido al funeral de la Reina.

Londres ha tenido que acoger, en apenas 10 días, a visitantes de todo el mundo, llegando a una ocupación hotelera en torno al 95%. Muchos de estos visitantes han llegado de todos los lugares del Reino Unido y la Commonwealth. Ello, a su vez, ha evidenciado la necesidad de especialización ante este tipo de eventos, que muchos proveedores de alojamiento, gastronomía y transporte precisan. El escaso margen de maniobra que dejan estos acontecimientos pueden, en muchos casos, colapsar hasta las urbes mejor preparadas y más visitadas, como ha sido el caso de Londres.

Además, al funeral han acudido autoridades de un gran número de países y territorios, entre los que destacan Joe Biden, Felipe VI y la Reina Letizia, Juan Carlos I y la Reina Emérita Sofía, Emmanuel Macron, el Emperador de Japón Naruhito y su esposa la Emperatriz Masako, Justin Trudeau, el rey Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda, Beatriz de Holanda, Carlos Gustavo y Silvia de Suecia, el Príncipe Federico de Dinamarca y la Reina Margarita, Harald y Sonia de Noruega, Charlene y Alberto de Mónica, el Gran Duque de Luxemburgo y su esposa María Teresa, Matilde y Felipe de Bélgica, Abdalá II y Rania de Jordania, Úrsula von der Leyen, Charles Michel o Jacinda Ardern, entre muchas otras representaciones. Muchos de ellos han sido atendidos y alojados en sus respectivas misiones diplomáticas, aunque parte de las delegaciones han tenido que hacerlo en hoteles y villas destinadas a tal efecto. Por último cabe destacar que, a pesar de que la reina Isabel II era la cabeza de la Iglesia anglicana, el Vaticano ha decidido desplazar a su Secretario de Estado para mostrar sus respetos.



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